
El pasado 12 de junio, la comunidad educativa de la Residencia San Isidro Labrador conmemoró con profunda gratitud y alegría los 50 años de la presencia misionera de las Hermanas de San José de Cluny en esta institución del Chaco paraguayo. Esta celebración rememoró no solo su llegada, sino también la fundación de la residencia educativa para niñas, hito que consolidó el acceso de mujeres a una formación integral en valores, conocimiento y fe.
La jornada inició con una celebración eucarística presidida por Monseñor Miguel Ángel Fritz, OMI, obispo del Vicariato Apostólico del Pilcomayo, acompañado por el Pbro. Félix —párroco de Capiibary— y otros sacerdotes, diáconos y consagrados. Participaron también los Hermanos de La Salle, entre ellos el H. Agustín, uno de los primeros en acompañar los inicios de la escuela, junto a los directores generales H. José Juan, H. Aníbal Caballero y el H. Rodolfo, en representación de la Fundación La Salle Paraguay.
El acto fue honrado con la presencia de la Superiora General de las Hermanas de San José de Cluny en España, quien, junto a las demás hermanas, fue homenajeada por la comunidad. Esta congregación, fundada por la religiosa francesa Bienaventurada Ana María Javouhey, ha sido faro de evangelización, educación y promoción humana en diversas partes del mundo, incluyendo la vasta región del Chaco paraguayo.
Durante el acto cultural, las y los estudiantes ofrecieron una emotiva expresión de gratitud mediante cantos, bailes, recitados, poemas y presentaciones musicales contemporáneas como el rap, reconociendo el legado de amor, formación y oportunidad que las hermanas han brindado a lo largo de medio siglo. Un padre de familia, oficiando como maestro de ceremonia, agradeció en nombre de todas las familias por la calidad educativa y humana que caracteriza a esta residencia.
Posteriormente, se llevó a cabo la develación de una placa conmemorativa en el hito fundacional de la escuela, seguida de un cálido cierre comunitario con un tradicional asado a la estaca, compartido entre estudiantes, docentes, monitores, bienhechores, religiosos y religiosas, en un ambiente de comunidad fraterna y memoria agradecida.
El H. Agustín, con profunda emoción, relató anécdotas de sus primeros años de misión y convivencia con los jóvenes chaqueños, reviviendo la historia viva de esta obra educativa.
Este significativo acontecimiento coincidió con la conmemoración nacional de la Paz del Chaco, una fecha de gran peso histórico para Paraguay, y especialmente simbólica para las instituciones educativas chaqueñas que celebran sus aniversarios. La paz no solo marcó el fin de la contienda de Boquerón, sino que abrió caminos de desarrollo humano, educación y progreso social, como el que hoy se testimonia en la escuela San Isidro Labrador.
Esta celebración reafirma la misión compartida entre los Hermanos de La Salle, las Hermanas de San José de Cluny, los Oblatos de María Inmaculada, los sacerdotes diocesanos y el pueblo chaqueño, que siguen sembrando esperanza y construyendo futuro desde la educación y la fe.



















