En 1889 llegaban a las costas del Río de La Plata los dos primeros Hermanos Lasallanos. Juntos debían discernir las posibilidades de arraigo del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas en estas tierras. Las promesas que los encaminaron hacia aquí parecían deshacerse al tiempo que otra oportunidad se abría camino. Uno de ellos decidió quedarse y sembrar el tesoro educativo y pastoral que traía: una escuela de Hermanos.
Este nombre pone de manifiesto la transformación capital instaurada en su relación pedagógica desde 1686: "Este nombre de Hermanos de las escuelas cristianas les dice que, debiendo considerarse como hermanos mayores de los que vienen a recibir sus lecciones, han de ejercer este ministerio de caridad con corazón caritativo". Desde 1691 los Hermanos pronuncian un voto de asociación con el objeto de promover el establecimiento de la "Sociedad de las Escuelas cristianas" para el servicio educativo de los pobres. Este es un primer aspecto del tesoro que comparten con la Iglesia y la sociedad y la fuerza comunitaria que los lleva a sostener y conducir juntos las obras educativas. La fuerza de las redes distritales e internacionales de comunidades es la que los lleva a sostener y conducir asociadamente las obras educativas. Juntos y por asociación son un signo de una esperanza que no tiene fronteras: el valor de la cultura como acceso a una vida mejor y a la salvación cristiana para los pobres.
Pero hay un segundo aspecto del tesoro lasallano. La escuela de la relación fraterna, descrita en la Guía de las Escuelas desde el siglo XVIII es también escuela de la relación de los saberes y la tarea con la vida; y de la relación de todo lo que se aprende entre sí encaminado a la unificación de la vida de los que allí aprenden y enseñan; y de la relación entre el evangelio, los saberes, las personas y la vida. Esta construcción tiene como protagonista al que aprende y como privilegiado al que menos tiene o puede.
Y un tercer aspecto: la gratuidad. El Instituto peleó por la gratuidad de la educación pública y seguirá peleando de muchas formas. Y deberá seguir inventando formas para que el peso económico del sostenimiento de la obra educativa no recaiga sobre el que aprende, excluyendo a los pobres.
En pocos meses el H Jumaélien tejió una serie de lazos con otras congregaciones, con párrocos y con seglares interesados en la educación de los pobres, sobre todo de los inmigrantes que llegaban para construir la nueva Nación. El desarrollo de las obras del Distrito, vuelto atento por Dios a las necesidades de los pobres, ha seguido, en cierto modo, la historia de los intereses de estos mismos inmigrantes y la historia de los nuevos inmigrantes o de los migrantes internos, en el seno de los avatares de la Argentina periférica, dependiente y desigualmente integrada en el mercado global. Las obras de los Hermanos fueron desde el principio lugares de misión compartida entre Hermanos y seglares, aunque el protagonismo de estos últimos no fue directivo sino hasta mediados del siglo XX.
Hermanos y seglares han puesto su pasión, su inteligencia y su fe en la práctica y la reflexión pedagógicas, catequísticas y administrativas durante más de cien años en Argentina. Juntos fueron abriendo caminos de búsqueda e innovación en el servicio de los niños y jóvenes: publicaciones, programas e instituciones han nacido y muerto en este tiempo.
1977 marcó una primera bisagra de nuestra historia. La historia de aplicación de las decisiones posteriores al Concilio Vaticano II y la Conferencia de Medellín aceleró el proceso de la misión compartida, de la nueva comprensión del juntos y por asociación, del servicio de los pobres, de la educación de la fe, de la educación para la justicia. Los Lineamientos Básicos fueron la ocasión para un proceso de reflexión pedagógica y pastoral y de construcción de una comunidad significativa con proyectos nuevos y centrados sobre el alumno, que se constituyeron en instituciones que han marcado nuestra historia educativa: los Consejos Directivos, los Departamentos de Educación en la Fe y luego las Coordinadoras de Pastoral, la Comisión de Pastoral Juvenil, los SEDELes y la Pastoral Docente, el Aprendizaje por Guías, el Manual de Orientaciones Administrativas.
1994 ha sido una segunda bisagra, cuando comenzó el proceso de integración entre el antiguo Distrito de Argentina y el antiguo Subdistrito del Paraguay en función de una reorganización general que se estaba llevando a cabo a nivel del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas durante aquellos años. Nuestras historias estaban conectadas pero eran muy distintas. El desafío era grande.
El proceso finalizó en el año 1998.
En el Capítulo 1997, el IX del Distrito Argentina, tenía como preocupación establecer un modo compartido de conducción y animación de las obras educativas de Argentina entre Hermanos y seglares, siguiendo el camino iniciado en 1994, donde también se comenzó a pensar en el relanzamiento de la Fundación La Salle como espacio de vitalización de las obras populares.
Un Distrito con un nuevo protagonismo de los seglares y un nuevo lugar para los Hermanos en la misión que la Iglesia confía juntos, que tuvo un momento privilegiado en la puesta en marcha de los documentos capitulares para construir un nuevo mapa distrital en el que Hermanos y Seglares participen y decidan en comunión, en fraternidad, en construcción de la nueva comunidad lasallana.
Al día de hoy el Distrito Argentina- Paraguay está conformado por cinco instituciones: Hermanos de las Escuelas Cristianas, Asociación Educacionista Argentina, Asociación Paraguaya de Educación y Asistencia, Fundación La Salle Argentina y Fundación La Salle Paraguay.
Nuestra Red de Educación Lasallana, viene transitando un proceso de asociación con otros Institutos de Vida Consagrada para la gestión de obras educativas. Desde 2015 se han incorporado así a la red instituciones educativas pertenecientes a la Diócesis de San Pedro Apóstol, en Paraguay; a la Compañía de María, la Congregación Siervas Misioneras del Espíritu Santo, San Vicente de Paúl, las Damas Argentinas de la Caridad y los Padres Carmelitas, en Argentina.
Además con las obras educativas de Argentina, el Distrito forma parte de la Federación de Asociaciones Educativas Religiosas de la Argentina (FAERA), desde 2014, año de su creación. Se trata de un proyecto imaginado y trabajado desde las Congregaciones e Institutos de Vida Consagrada del país cuya misión es vigorizar la Misión Educativa en todo el territorio nacional de un grupo numeroso de Institutos de Vida Consagrada y Asociaciones educativas religiosas. Actualmente está integrada por 66 instituciones pertenecientes a diversas congregaciones/asociaciones.