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Cuentos adaptados para curiosas y curiosos 3
Verónica Maggio
Una manera de conocer el mundo es a través de la lectura. Una manera de conocer otros mundos, también. La literatura, en particular, tiene la potencia de trascender tiempo y espacio, de llevarnos a través de las palabras a otra dimensión posible. Despertar el interés temprano por la lectura, motivar ese acercamiento, favorece no solo el desarrollo del lenguaje sino también el del pensamiento. Y aún más, en un momento en donde 3 de cada 30 niños en una misma aula presentan desafíos en el lenguaje, promover el hábito de leer y el gusto por la lectura desde la primera infancia puede ser decisivo a la hora de garantizar un desarrollo posterior.
Esta edición de Curiosos 3, cierre de la trilogía de Cuentos adaptados para curiosas y curiosos, reúne la adaptación de cuentos de Horacio Quiroga y Constancio C. Vigil, y retoma las voces locales de latinoamérica. Pensado por un equipo de fonoaudiólogas, al igual que los libros anteriores, cada relato se acompaña de actividades de corte visual que buscan encender una chispa de interés por la lectura, al tiempo que favorecen la adquisición de vocabulario, la comprensión del lenguaje, el desarrollo de la conciencia fonológica y el razonamiento verbal en niñas y niños.
Los ruidos vienen de la cocina
Maia Debowicz
Nunca se sabe cuán lejos puede llegar una madre, dice Maia Debowicz en esta, su segunda novela. En una primera persona cercana y llena de descripciones vibrantes, y una constelación de personajes adorables (también odiosos, en algunos casos), la narradora descubre el nacimiento de cinco gazapos en su casa, y de esa materia frágil y a la vez superpoderosa se arma para contar el resto. La sensibilidad animal se vuelve un misterio demasiado terrenal en donde se puede buscar respuestas o aniquilar esa certeza de que somos los únicos que nos cuestionamos cosas: el instinto materno, la violencia, el romance, los ataques de celos, incluso la salud mental aparecen como espejos de lo que pasa entre humanos que creen saberlo todo. La cocina como ámbito privado y político se ilumina en este texto porque de ahí vienen los sonidos de la niñez, como un murmullo o una música de fondo, ese lugar donde todo avanza y retrocede en el tiempo.
En Los ruidos vienen de la cocina, Maia Debowicz narra para entender: ¿es su propia vida la que está contando?, ¿es esa su madre, ese su novio?, ¿esos sus conejos? No lo sabremos. Lo que sí sabemos es que una hija puede sobrevivir a una madre inestable y salir triunfante, y eso es mucho más que un descubrimiento, es una respiración que acompaña todo el trayecto. Flor Monfort, del prólogo